Desde el anuncio que el show de Paramore congregó mucha atención. Fueron muchos años alejados de Sudamérica, además de contar con un revival que acrecentó todavía más la noticia. El inicio nuevamente se vio retrasado algunos minutos, ¿será la gente que está llegando muy sobre la hora? ¿O solo será una coincidencia de gran parte de los shows masivos del país? De la forma que sea, recién pasadas las 21:20 comenzó a sonar la música en el Movistar Arena.
La visita en cuestión está directamente enlazada al lanzamiento de This Is Why, sexto y más reciente trabajo de los músicos de Tennessee que vio la luz a comienzos del 2022, cuya gira de promoción los trajo casi una década después de su último show en Chile. Y ese tiempo de espera se notó, en especial cuando justo son los años de transición entre la adolescencia y la adultez, cosa que ocurrió en gran parte del segmento al que Paramore llegó más.
Sin muchos preámbulos, Hayley Williams y el resto de la banda -seis músicos- aparecieron para presentar «You First» tras lo cual llegó un momento que se ha repetido bastante en los shows musicales: desmayos en las cercanías de la reja. Si bien se entiende el fanatismo y la adrenalina, siguen siendo muchas personas las que piensan estar aptas para ocupar esos puestos en la cancha, posteriormente sufriendo crisis de pánico, desmayos, vómitos y más. ¿Vale la pena?
Esto ocupó largos minutos del show y se repitió posteriormente. «Playing God» y «Decode» (canción que saltó a la fama gracias a su relación con la película Crepúsculo) no se pudieron disfrutar completamente debido a las preocupaciones más que evidentes de Williams con su público. Se agradece ese tipo de cuidado, pero no es responsabilidad de la artista el ser prevencionista de riesgos. Ya es necesario que el público entienda que el show está sobre el escenario, no debajo.
El tiempo no corre por sobre Williams, su voz o su forma de comportarse sobre el escenario. Todo esto es altamente contagioso, pasando por pasajes donde hay mucho baile, gritos llenos de emoción, otros más introspectivos. En ese sentido cubrió muchas de las aristas que aparecen en la música de Paramore, con mucho conocimiento de quienes le siguen.
Después de «Rose-Colored Boy», donde nuevamente tuvo que pausar todo por una persona que perdió el conocimiento, llegó uno de los momentos altos de la noche. Ocupando su imaginación, le pidió a todo el público que no se moviera durante «C’est Comme Ça». Además de ponerle dificultad a una canción bastante movida, permitió que el trabajo de la seguridad entre el público siguiera al mismo tiempo de la música. Funcionó bastante bien, desde ella sobre el escenario hasta la última persona en cancha.
Esa misma facilidad para improvisar se vio con «The Only Exception», donde entregó algunas palabras al inicio, considerando que durante mucho tiempo no presentó esa canción por diversos motivos. Ahora, la dedicó al amor, algo que según ella estaba presente en el recinto del Parque O’Higgins. Independiente de todo, la canción fue coreada a lo largo y ancho del Movistar Arena. En diez años pasan muchas cosas.
El cambio de atmósfera con «(One of Those) Crazy Girls» fue inmediato, pasando a moverse rápidamente por el escenario mientras el resto de la agrupación se mantenía simplemente tocando. Además de algunos coros, la banda no participó mucho de la interacción con el público. Eso mejor dejarlo todo en manos de Hayley Williams.
Tras esto llegó lo que técnicamente sería un cover de «Scooby’s in the Back» de HalfNoise, banda liderada por Zac Farro, baterista de la agrupación. Como no se podía quedar quieta, un par de bongos aparecieron sobre el escenario, quizá el único momento donde compartió el protagonismo. Y la montaña rusa de emociones no paraba, ya que seguido de eso llegó una emotiva versión a capella de «Last Hope» junto a gran parte de los presentes. Quizá no fue la versión completa, pero sumó demasiado a un show que ya estaba siendo bastante especial.
«Hard Times» fue un caos, con «Ain’t It Fun» llegó otra ronda de baile y con «All I Wanted» terminó de confirmar todo el rango existente en su voz. Así se cerró la primera parte del espectáculo, aunque el encore no demoró en llegar. Aquí otra sorpresa: Williams comentó que debido a las pausas del inicio pensó que iban a sacar «Still Into You» del setlist, pero volvió gracias a un lienzo que rezaba «over all this time, we’re still into you». Afortunadamente apareció.
La energía seguía igual de potente que al comienzo del show, pero con algo más de calma. Esto permitió que se disfrutara completamente «Misery Business», para la cual subió a dos fanáticos a cantar. Fue una versión larga y potente del tema, dando paso finalmente a «This Is Why», canción que le da nombre al disco que nuevamente los trajo a Chile. Ya pasadas las 23:00 horas, el público reaccionó tibiamente a este track, también en parte por el cansancio. Entendible después de casi dos horas de show.
Si bien fuimos testigos de una cantante que es capaz de transmitir emociones de forma muy transparente, no es la misma Hayley de hace 10 años (o más) que sufría cada canción, sino una que es capaz de verlas en perspectiva y disfrutarlas. El «cry hard, dance harder» es uno de los mandamientos y se siguió completamente. Un espectáculo redondo, que llevó a las personas presentes a un emotivo viaje por muchos años y épocas diferentes. Los años pasarán, los sentimientos se mantienen igual.
Fotos: Daniel Merino, Bizarro
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