Fecha: 05-10-2018
Lugar: Teatro Caupolicán
Productora: DG Medios
Fotógrafo: Ramón eMe Gómez
Periodista: Diego Puebla
El australiano más banda repletaron el Teatro Caupolicán en su mejor presentación en nuestro país
Post punk: “Es un amplio tipo de música que surgió a partir del movimiento punk de la década de 1970, en el que los artistas dejaron de lado el estilo crudo del garage rock, buscando variedad de sensibilidades experimentales. En la idea de romper con la tradición del rock, los artistas post-punk experimentaron con fuentes como la música electrónica, la música disco y la vanguardia, así como nuevas tecnologías de grabación y de técnicas de producción. También el movimiento vio la intersección frecuente entre música, arte y política, artistas que incorporaron ideas de la literatura modernista, la teoría crítica, el cine y el arte del performance.”
Uno de los artistas que de ahora en adelante se transformaron en masivos debido a su arrastre, es sin lugar a dudas Nick Cave. Después de 21 años, donde no tuvo un recibimiento muy agradable en aquel entonces, vuelve a nuestro país a sus 61 años de edad y con uno de los shows más aclamados por la crítica a nivel mundial.
Con la promoción de su último álbum “Skeleton Tree” (2016), que durante las sesiones de grabación el australiano se entera de la lamentable muerte de su hijo Arthur, impuso categorías de avant-garde, electrónica, ambiental y música electrónica además de su intensidad y capacidad de relato enfocados en el dolor y la resiliencia, además de regresar a Sudamérica dejando postales como un Teatro Caupolicán totalmente vendido. Como la vida, cosas terribles… y otras muy buenas.
Con la compañía de The Bad Seeds, agrupación que acompaña con una pulcritud impactante; además de su fiel escudero musical Warren Ellis, un genio en puesta en escena y de ejecutar sonidos atípicos que complementan la violencia interpretativa, el erotismo y la acentuación para lograr que cada canción imponga mundos diversos en el público con su poder sonoro.
Seis músicos y Cave, subieron al proscenio a las 21:15 en punto donde el ordenado público sentado en la planta baja, se abalanzó sobre el escenario para no volver a sus asientos. Con la tarima mucho más amplia que en la medida tradicional del recinto, los músicos y Nick tuvieron múltiples espacios de movilidad, como también para subir a una treintena de seguidores en una catarsis lograda por canciones como “Stagger Lee”, sumados al histrionismo del canrante.
Con indicaciones del frontman, los invitados al plató se paraban, sentaban y realizaban lo exigido como en plena ceremonia religiosa, donde el predicador con un impecable traje negro hablaba del diablo, de Jesus en “Jesus Alone” o en ejemplos claros como durante “The Weeping Song” omnipotente, Cave atravesó al intenso público que intentaba tocarlo como sea, hasta el otro extremo del recinto donde hizo lo que se le antojó con los más de 4.000 asistentes que estuvieron a su disposición. Aplaudir, gritar, reír, etcétera.
Guitarras estridentes, xilófonos, batería, bajo, un violentado violín, piano, teclados, entre otros fueron algunos de los instrumentos a disposición de las historias contadas por el literato, músico y actor que en su faceta de músico y al servicio de su voz, que sin destacar dentro de la industria logra la finalidad de emocionar desde la estridencia de “From Here To Eternity”, a la suavidad de una balada “atea” con “Into My Arms”.
Los asistentes que configuraron una de las noches que recordará el recinto de San Diego, por su originalidad, propuesta y entrega de ambas partes, dónde los locales variaban en su rango etáreo. Es justo reconocer que referencias como películas hollywoodenses o series exitosas de Netflix como “Peaky Blinders” con “Red Right Hand”, parte del catálogo de aquella noche de viernes aportan para rejuvenecer el público pero también, para mantener a los clásicos que disfrutaron del intenso show de uno de los artistas integrales más importantes del mundo.
Sea Grinderman, con “The Birthday Party”, en sus duetos con PJ Harvey o en sus más de 20 discos dentro de todos sus proyectos, Nick Cave en Chile debido a su intesidad, capacidad de seducir y calidad como artista, lideró una excelente ceremonia en época y sonido post punk.
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