Por Vicente Flores
Hablar de los Ramones es referirse a una de las bandas más icónicas del rock. No solo porque sus canciones resuenan hasta hoy en todo tipo de medios, sino que además por la impronta estética que instauraron a fines de los 70. Así lograron influenciar a innumerables agrupaciones, por lo que su gran legado es irrefutable.
Prueba de lo anterior fue lo vivido el sábado 2 de diciembre en sala RBX. Para la jornada se esperaba revivir los clásicos de una de las bandas pioneras en el punk, y que mejor que de la mano de uno de sus exintegrantes. Richie Ramone, quien fuera baterista de los Ramones entre 1983 y 1987, sería el encargado de encender la fiesta en el recinto de Ñuñoa.
Cerca de las 20 horas comenzó el show previo a Ramone. Los Problemas fueron los responsables de prender a la audiencia que comenzaba a llegar al local. ¡Con toda la fuerza de su punk y Oi!, los nacionales supieron calentar los motores para lo que se venía más tarde. Pese a que no aún no había tanto público, los presentes de igual forma corearon y saltaron entremedio de cada tema.
Luego, la siguiente banda criolla exhibió una propuesta diferente. 2X se subió al escenario para dar una clase de un metal combinado con toques de rap, e incluso agregando elementos novedosos, como el uso de una trutruca. Así, lograron agitar los cuellos de su audiencia, quienes los despidieron con el mismo cariño que a Los Problemas, en una muestra de respeto al producto nacional.



Finalmente, a las 22 horas llegó la nostalgia. El recuerdo de esos viejos rockeros que, por más que pasen los años, siguen disfrutando de la música de décadas pasadas, e incluso inculcándoselas a sus hijos, ya que había varios pequeños junto a sus familias. Quizás para ellos era su primer recital.
Espigado y con su clásica tenida de negro, Richie Ramone se dirigió muy sonriente a la batería. De inmediato, sus compañeros desplegaron los rápidos acordes de “Durango 95”, un tema infaltable de los Ramones.
Con la sala casi llena, no se hicieron esperar los primeros mosh. Patadas alocadas y puños al aire se hicieron sentir en el medio del recinto, mientras Ramone lo daba todo detrás del instrumento que le dio fama.
Terminada la primera canción, el estadounidense dejó la batería para dedicarse solo a cantar. Lo que vendría después sería una ola de clásicos. “Teenage Lobotomy”, “Someboy Put Something In My Drink” y “I Know Better Now” marcaron la primera parte del show. Algunas de estas composiciones fueran hechas por el propio Richie, quien hizo historia en los Ramones al ser el único baterista que creó sus propios temas. Y varios de ellos se convirtieron en infaltables del cuarteto, como los recientemente mencionados.
A medida que avanzaba la noche, varios más se sumaban a los mosh. Algunos agitando sus poleras, mientras otros lanzaban cerveza y coreaban las canciones que Ramone también tocó en el mismo escenario en 2022. Un año después, su energía era igual de electrizante, como si no hubiera pasado las seis décadas todavía.



Un momento especial se dio cuando la banda comandada por Ramone versionó uno de los himnos del punk. Apenas sonaron las guitarras acompañadas de ese ritmo de batería clásico, la multitud se agolpó hacia el escenario. “Blitzkrieg Bop” generó el movimiento de, incluso, aquellos que presenciaban tranquilos el show. La legendaria línea de “Hey, oh, let´s go” solo duró unos segundos, pero sin duda alguna, transportó a todos los allí presentes hacia la primera vez que escucharon tal melodía. Marcó, quizás, el punto más álgido de la noche.
Chocaba el puño con sus fanáticos, así como también les pasaba el micrófono para que fueran ellos los que completaran sus versos. Y no solo se trató de los Ramones, sino que además interpretó algunos temas de su último álbum solista, “Live To Tell”, donde se evidenciaba la influencia de su antiguo grupo.
Asimismo, Richie dio espacio para covers de grandes bandas. Primero fue “Enjoy The Silence” de Depeche Mode, y luego “Have You Ever Seen The Rain” de Creedence Clearwater Revival.
El tramo final del concierto fue dedicado a otros éxitos del cuarteto formado en Nueva York. “Sheena Is a Punk Rocker”, “I Wanna Live” y “Judy Is a Punk” fueron interpretadas de gran manera, para así cerrar una jornada llena de recuerdos. El legado de los Ramones sigue más vigente que nunca, tal como lo demostraron los padres e hijos que acudieron a ver a uno de los que tuvo el privilegio de tocar junto a los fallecidos integrantes originales de la banda. Y Richie no decepcionó. Su vitalidad contagia, y no queda duda de que mantendrá encendido por muchos años más el repertorio musical de los Ramones.
0 Comments