Ya terminó la primera jornada del Fauna Primavera, festival que volvió este 2023 para celebrar su décimo aniversario junto a nombres que han sido de lujo. Entradas todavía disponibles en LiveTickets.
La distancia hasta Ciudad Empresarial ya levantaba algunas cejas, teniendo como una primera prueba el show de la semana pasada de Mastodon y Gojira. Ahora la apuesta se elevaba, considerando un mayor número de personas presentes en aquella zona de Huechuraba, pero al menos la gente llegó en gran número.
Uno de los debuts en el país como parte de este festival fue el de Weyes Blood. Ya con varios trabajos sobre sus hombros, la norteamericana tenía material para elegir, aunque fue su último álbum –And in the Darkness, Hearts Aglow (2022)- el que se terminó llevando gran parte del setlist.
Definirla es súper difícil, pero hay rasgos que mantiene independiente del sonido que salga de los instrumentos que hay en el escenario. Está su voz, con la que juega en formato de pop y otros más experimentales que hasta hacen recordar a Lisa Gerrard de Dead Can Dance. A veces profunda, seria, logra ser el hilo conductor de una música que a veces cae en la nostalgia de una forma muy estética.
Con un largo vestido blanco que brillaba al sol, Weyes Blood presentó 10 canciones que volaron en el tiempo. Y no fue solo música, ya que este primer y caluroso encuentro contó con algunas bromas sobre el escenario que más cohesión generaron con el público.
Sus canciones nuevas sonaron tan bien como las clásicas, con «Andromeda», «Everyday» y «Movies» siendo de los puntos más fuertes, mostrando que también es capaz de lograr ser muy ruidosa a su manera. Pero, nuevamente, se hizo súper corto. Como detalle, la música del sector VIP a ratos se coló dentro de las canciones más «suaves» de Weyes Blood, algo a tener en consideración si es que van a contar con aquella área tan cerca de un escenario.
Verla pasar por la guitarra, por el piano, sus comentarios sobre DVDs y drogas, el momento cuando se quitó los lentes de sol o el cierre con el lanzamiento de flores blancas, todo fue bajo el marco del drama impuesto por la cantante, un personaje que cautiva que requiere de un regreso, con más tiempo.
El cambio de escenario fue para ver a Warpaint, cuarteto que llega al país por cuarta vez y cada vez en un escenario mayor. Al verlas en marcha, claramente se entiende el motivo: un rock potente, pero simple, con una alineación que se podría considerar clásica y una química envidiable entre sus integrantes.
Ya con casi 20 años de existencia, y más de una década desde el lanzamiento de su debut The Fool (2010), las californianas notoriamente han pulido sus habilidades en cada una de sus funciones. No es arriesgado decir que el bajo de Jenny Lee Lindberg esté entre los mejores del rock alternativo de los últimos años, solo por dar un ejemplo. La misma forma de moverse de Theresa Wayman con y sin guitarra, distando de la artista algo más tímida que en el 2015 tocó en la Blondie.
Su apertura con «Stars» tiene cerca de 14 años de diferencia con «Hips», pero ambas se sentían muy bien conectadas al inicio del set. Y así se sintió todo el show, con cada una ocupando el clásico lugar dentro del sonido y sobre el escenario. Aprovechan de jugar con sus voces y de mostrar lo bien que manejan sus instrumentos, todo sin gran parafernalia ni shows largamente ensayados.
A pesar de ser solo 12 canciones, el público se fue bastante conforme al escuchar clásicos como «Keep It Healthy», «Bees» o «Undertow», siendo «Disco//Very» el broche de oro. La canción que puede servir perfectamente de carta de presentación fue la elegida para dar cierre a un show impecable, sin cambio de equipo ni palabras innecesarias. Mezclan perfectamente el profesionalismo de un show sin fallas con la potencia que da la espontaneidad de disfrutar lo que se hace. Warpaint nunca defrauda.
Volviendo al escenario Vans, se avecinaba una gran voz del pop europeo: Róisín Murphy. Conocida internacionalmente por ser la voz de Moloko, ya son casi 20 años los que lleva cultivando una carrera solista que le ha permitido experimentar con todos los sonidos que hicieron que el pop se convirtiera en pop.
Desde el comienzo logramos ver que no solo lo musical era lo suyo, sino también lo visual. Sin grandes movimientos sobre el escenario, fueron varios accesorios de formas y colores particulares los que usó durante su despliegue de dance, synth-pop, disco, jazz y un sinfín de sonidos más.
El metro cuadrado donde se encuentra es donde hay que poner la atención. Sus músicos, todos muy competentes, son solo acompañamiento de una figura que se suele llevar todas las miradas.
«Sing It Back» es quizá su canción más conocida, tanto en solitario como encabezando Moloko. El inicio generó gran emoción, pero la evolución de la canción desconcertó a más de uno. Claramente después de un tiempo tocando una canción se puede experimentar para darle nueva vida, pero siempre es un arma de doble filo. Quizá no va con su espíritu, pero me arriesgo a decir que la versión original hubiese causado mucho más impacto que aquella llena de percusión que al final intentó renacer, pero que no pegó como podría haberlo hecho.
A pesar de todo eso, el tiempo que estuvo sobre el escenario fue de un nivel que se podría esperar en cualquier gran escenario del mundo. La irlandesa hizo cantar y bailar a un público que ya disfrutaba la baja del calor en el Parque Ciudad Empresarial, un show con los clásicos precisos para encantar y no saturar.
Y ya con la noche sobre las cabezas, más una luna bastante brillante, los miles que estaban en el festival se reunieron en torno al escenario donde se subiría Blur. Costaba avanzar de un lado a otro, lo que junto al terreno irregular hizo que fueran largos los minutos donde la gente intentó seguir acomodándose para ver de mejor forma el escenario, incluso con el show ya en marcha.
Lo que pasó sobre el escenario borró todo eso de un golpe. La atención, como siempre, se la llevó en gran parte Damon Albarn y después Graham Coxon, quizá las dos fuerzas más notorias dentro de la agrupación inglesa. Esto, por suerte para ellos, se ve apoyado por una gran labor por parte de Dave Rowntree en la batería y el genial Alex James en el bajo, con este último prácticamente dando una cátedra de lo que es el bajo en la música británica de esos años.
Con una potencia todavía juvenil, Blur probó desde un inicio que tenía cosas para demostrar todavía con «The Ballad» y «St. Charles Square», canciones de su último disco The Ballad of Darren lanzado este año. Se podía entender que no serían las canciones con la mejor recepción por su poco tiempo presente dentro de los setlist de sus seguidores, aunque cumplieron, pero no al nivel de «Popscene», el clásico de Modern Life is Rubbish.
Después de eso ya se convirtió en un ida y vuelta por el tiempo donde se podía notar que mantenían esa esencia de lograr que una canción emocione por sobre una perfecta destreza técnica.
Junto a temas nuevos como «Barbaric» aparecían otros como «Goodbye Albert», lo que se sumó al tren de clásicos que contó con «Coffee & TV», «End of a Century», «Country House» y «Parklife». Esas cuatro dejaron sin voz a más de una persona, según los gritos que se podían escuchar desde varios sectores.
Al igual que en sus otras visitas del continente, Damon Albarn eligió a alguien entre el público para cantar a dúo «To the End». En este caso fue una joven llamada Carolina, quien recibió el apoyo de los miles ahí presentes en lo que sería uno de los momentos únicos que dejarían en su tercer paso por el país.
A pesar de ya superar las cinco décadas, Albarn y Coxon siguen manteniendo esa potencia de la que hicieron su marca en los 90 y 2000, esa que tiene quizá su mayor exponente en «Song 2». No fue la explosión de otras veces, pero sí una que siempre hará saltar y gritar al público que los sigue desde siempre, de las más grabadas para redes sociales, de esos momentos que se esperaron durante toda una calurosa jornada.
Tras «This Is a Low», y después de salir un par de minutos del escenario, Blur volvió para un encore que tendría un par de clásicos más: desde Leisure aparecería «Sing», seguida por el hit de Parklife «Girls & Boys» y «Tender» de 13. «The Narcissist» sería una buena pausa para el cierre con el clásico de siempre: «The Universal», coreada de rincón a rincón.
Fueron dos horas con un Albarn que corrió de lado a lado, recibió regalos, cantó con fanáticos y se metió entre el público para desatar la euforia. Ya son cerca de 35 años de existencia y conoce muy bien lo que la gente quiere, en especial de un país donde siempre han tenido éxito. Podrían haber apelado solo a la nostalgia, pero prefirieron convertirla en presente y mostrar lo que son en la actualidad: lejos de la perfección, pero con el mismo caracter.
Fauna Primavera
Fecha: 24/11/2023
Lugar: Parque Ciudad Empresarial
Productora: Fauna/ Lotus
Fotógrafo:
Periodista: Samuel Fuentes
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