El anuncio de dos monstruos del metal llegando a Chile maravilló desde un primer momento. Sus fanaticadas más acérrimas se encontraban en posiciones diferentes: Mastodon no aparecía por estas tierras hace casi una década, mientras que Gojira lo hizo hace poco más de un año. A pesar de eso, el fervor fue el mismo, pero falta un poco para eso.
Lo primero que logramos escuchar por los parlantes fue a Mawiza, novel banda nacional que mezcla muchos elementos del metal -desde el heavy hasta el nü- con otros propios de estas tierras, como lo es la cultura Mapuche. No es la primera vez que abren para los franceses, algo que favoreció a que el público también los tuviera en su memoria antes de iniciar su show.
Con varios elementos tradicionales de su cultura, el cuarteto hizo un repaso por lo selecto de su música junto a una agradable sorpresa: El debut en vivo de su canción «Txükür», interpretada junto a la rapera MC Millaray, haciendo un guiño al género nombrado anteriormente que brillara a comienzos de los 2000. A pesar de aquel gesto al nu metal, la canción se sintió bastante fresca, mostrando un cruce de mundos que da nuevos aires al movimiento.
Después sería el paso del primer monstruo de la noche: Mastodon. Los norteamericanos se han ganado una fuerte posición dentro del metal alternativo de las últimas décadas, en especial por su sonido que también toma elementos de otros subgéneros no tan expandidos como el sludge o el stoner. Son estos últimos los que aparecen, por ejemplo, en la canción con la que abrieron su set: «Gobblers of Dregs», de su último disco Hushed and Grim (2021).
Esta, la primera canción «nueva» presentada en el Parque Ciudad Empresarial, mostró que esa lejanía física con el país no tenía mucho peso por el explosivo recibimiento que tuvo. Si bien fueron tres álbumes de estudio los que salieron durante esta ausencia de visitas, ninguno de ellos fue el principal en la exposición, dando espacio a canciones de todas sus épocas, quizá haciendo eco de todo el tiempo de separación.
Parte de la diferenciación de Mastodon es que no cuentan con un solo vocalista o líder dentro de la alineación. A ratos era Troy Sanders al centro del escenario, usando una polera de Deftones, quien tomaba el mando. Después era Brann Dailor en la parte trasera, compatibilizando la batería con la voz en el área más melódica, aunque a ratos esta última se perdía un poco. Incluso tuvimos algunos momentos más guturales con Brent Hinds, mientras que la interacción con el público llegó en un español bastante tarzanesco con Bill Kelliher. Quizá el que menos brillaba era João Nogueira en los teclados, a ratos casi imperceptible.
El tiempo acotado logró que el setlist estuviese cargado principalmente a los éxitos como «Crystal Skull», «Megalodon» o «Black Tongue», algo que se agradeció mucho, aunque sí quedaron las ganas de un poquito más. Esto mismo fue tomado en consideración al terminar el show, con la banda señalando que el próximo año lanzarán nuevo material y eso los traerá nuevamente al país sin tanto tiempo de diferencia.
La sensación tras ver a Mastodon fue más que positiva. De verdad vimos a uno de los grupos más potentes de aquella generación del metal. No podemos negar que llevan más de 20 años sobre las pistas, pero recién en los últimos hemos visto la partida de grandes agrupaciones como Slayer. ¿Pueden los norteamericanos ocupar ese lugar en el futuro próximo? Después de lo visto, claro que sí.
Los que ya ocupan ese lugar dentro de los carteles a nivel internacional es Gojira. Los hermanos Duplantier supieron ser dos de los nombres más aplaudidos en toda la jornada, amén de su carisma tanto sobre como debajo del escenario.
Los europeos ya se acercan rápidamente a las tres décadas de existencia, tiempo donde han logrado acercar el death metal a un mayor público. La batería de Mario Duplantier es clásica de aquel género, pero se vuelve más digerible en compañía de la interpretación de Christian Ardeu en la guitarra y Jean Michel Labadie en el bajo.
A diferencia de lo de Mastodon, ya conocemos la música nueva de Gojira gracias al show que dieron el año pasado en el Teatro Caupolicán. Espectáculo que, por cierto, debe haber sido uno de los mejores del género realizados en el país durante el 2023. Esta despertó una cantidad incalculable de empujones, haciendo imposible quedarse en el mismo lugar por más de un par de canciones.
Al igual que su anterior paso, fue Fortitude el que se llevó la mayor parte de la lista de canciones. Si en el 2022 fueron siete las elegidas, este 2023 fueron cuatro las que se repitieron. De ellas, «The Chant» quizá fue el mejor de los varios puntos de participación con el público que existieron durante el show.
Con esa, u otros clásicos como «Flying Whales» (para la cual aparecieron ballenas inflables entre el público) o «Backbone», se notó la sintonía de la agrupación con el público nacional. Algo de suspicacia me levantó el solo de batería de Mario Duplantier, quien nuevamente recurrió a los mismos carteles de su anterior visita para bromear con el público. Todo quedó atrás al ver la reacción del público, lo mismo que con cada lanzamiento de baquetas que realizaba en medio del show.
Cada visita de Gojira pareciera ocurrir ante un diferente escenario de público. Primero fue en un festival junto bandas como Lamb of God, Deftones o System of a Down. Posteriormente llenaron un Caupolicán por su cuenta. Ahora fue encabezando la reunión de dos de los monstruos del metal actual, al aire libre, en un recinto que da sus primeros pasos en la recepción de eventos masivos. Y respondieron en cada una de ellas.
La interrogante nuevamente es: ¿Cuánto más tiene para ofrecer Gojira? El espectáculo fue impecable, incluso sin tener novedades musicales respecto de su visita anterior, por lo que pensar en un estadio para la siguiente visita no suena descabellado. Es difícil triunfar con dos visitas tan seguidas, pero lo lograron con soltura. Ojalá la próxima sea con alguna sorpresa que nuevamente los vea empujando los límites del death metal melódico.
Fotografías: Ramón «Eme» Gómez / Producción Lotus
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