FOTOS | Stone Temple Pilots: Pasan los años

El reencuentro de Stone Temple Pilots con el público chileno levantó una llamativa fiebre por el conjunto noventero, agotando las entradas bastante antes del show pactado para la noche de este martes. Y se cumplió: hubo un Caupolicán repleto para el retorno de los norteamericanos.

Después de un corto y potente set de La Mala Senda, agrupación chilena con gran trayectoria sobre los escenarios nacionales del rock, apareció el cuarteto sobre el escenario para consolidar este fervor. Solo bastaron algunos minutos para terminar de confirmarlo.

A cada lado del escenario se ubicó uno de los hermanos DeLeo, los encargados de mantener el proyecto con vida en aquel vaivén que fue la presencia de Scott Weiland. Ahora, con el icónico vocalista ya en otro plano, fue Jeff Gutt quien tomó el rol de darle voz a esas letras cargadas de melancolía noventera, todo eclipsado por las fuertes cuerdas que resonaron en el recinto.

¿Y cómo lo hace Gutt? Su capacidad vocal no está en duda, aunque a veces cae en demasiadas similitudes con Weiland que lo hacen sentir un continuador de su registro y no un nuevo aire. Todo esto mientras Dean DeLeo daba vida a los icónicos sonidos de canciones como «Wicked Garden», «Vasoline» y «Big Bang Baby», siendo estas solo lo primero de lo que mostraron en el recinto de San Diego.

Por lo mismo, Gutt intentó desde un primer momento diferenciarse en ciertos aspectos. La cercanía con el público, golpeando puños y posando para videos, llegó ya en los primeros 20 minutos de espectáculo. Por su lado, Robert DeLeo con su característica forma de tocar se ubicó a la izquierda del escenario, escondiendo sus ojos detrás de unos lentes oscuros, aunque igual se notaba cómo seguía al vocalista con la mirada, casi como asegurándose de que cumpliera con lo pedido.

Al menos, en el aspecto de la música tenían de sobra. Si bien no pudimos ver nada de lo último de la banda (el disco Perdida, del 2020), sí hubo un repaso por todo lo que los situó como un nombre importante dentro del hard rock y grunge de las últimas décadas. El show pasó por «Big Empty», «Plush», «Interstate Love Song», «Crackerman» y «Trippin’ on a Hole in a Paper Heart», todas sonando con una potencia que despertó mucha energía en el público, tanto de aquellos que se sumaron a la banda en el nuevo milenio como aquellos que escucharon las canciones en estreno.

El cierre con «Sex Type Thing», con Gutt lanzándose al público, fue un buen final para un show que trajo a la vida canciones con la misma intensidad de su debut, pero sin proponer algo nuevo. El blondo vocalista es un buen sustituto para Weiland, aunque le falta ese algo, eso interno que cautiva con seguridad y sensualidad. Gutt lo intentó reemplazar -acertada y exitosamente- con cercanía. Pasan los años, pero los éxitos quedan.