Guns N’ Roses: El hijo pródigo volvió a Chile


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Periodista: Diego Puebla
Fotos: Katarina Benzova

Luego de 24 años los californianos volvieron a llenar el Estadio Nacional.

Año 1992 fue la última ocasión que quedaba en el recuerdo de la formación original del conjunto. Un accidentado show que logró ejecutarse pese a las amenazas de Axl, disturbios, horas de espera, la muerte de una joven y un ambiente político aún álgido debido a la reciente salida de la dictadura militar. El rock esa vez ganó y dejó a miles esperando verlos otra vez desde aquella oportunidad, y a otros, solicitando su primera vez.

Año 2016, y luego de uno de los primeros conciertos de rock más crudos en la historia de nuestro país, la banda “más peligrosa del mundo” en este entonces volvía a el mismo recinto y con la formación en su mayoría de componentes originales. Cuento corto, más de 50 mil personas desde temprano ocuparon todos los espacios de un estadio que suma otra experiencia musical histórica sin lugar a dudas.

Los superventas volvían a un país que dentro de su ADN tienen al conjunto como uno de sus favoritos de manera indispensable. Quizás en otro momento se puede realizar la asociación con nuestros vecinos argentinos de manera más extensa, ellos Rolling Stones y los chilenos por Guns. Ante esto y basado en un mito de un popular libro mundial, el hijo pródigo a eso de las nueve de la noche y un par de minutos ya llegaba al impresionante escenario del coloso con actual nombre de un histórico periodista deportivo.

Dos horas y veinte minutos marcó el reloj al final de la ejecución donde veintitrés temas fueron interpretados en un sonido demoledor, donde cada instrumento era perceptible con facilidad pero donde la gastada voz de Axl desaparecía a ratos en una muestra de una cansada herramienta de trabajo que ya muestra sus últimos disparos. En el tema final mostrado, “Paradise City”, las cuerdas vocales del vocalista ya no daban más con una exigencia altísima por lo demás que fue sopesada por la agrupación en general pero con un elemento a destacar claramente. Fue la noche de Slash.

Uno que sabe de entretenimiento y que muestra una entrega similar con “The Conspirators”, juega con la estampa de ser el guitarrista más reconocible de la música popular siendo el partícipe exclusivo de los momentos más emotivos como el onírico solo de “November Rain”, tocar de espaldas, una versión de “Wish You Were Here” en guitarra, etc. El crespo pelilargo las hizo prácticamente todas.

Momentos interesantes además fueron los mostrados con un setlist prácticamente perfecto. Donde la primera vez de “Estranged” se robó la película, y fuera de los éxitos como “Don’t Cry” o “Sweet Child O’ Mine” el espectáculo tuvo elementos sorprendentes como la interpretación de Duff con “New Rose” a The Damned, una pincelada a The Who o nuevamente el bueno de Slash versionando el clásico de Nino Rota para la película “El Padrino”.

Los años cambian las situaciones y el hijo prodigo rockero volvía con todo para rememorar canciones de la mano de una impecable muestra de cómo se vuelve centrando solo sus capacidades en la música. Ellos no tienen la energía de ese 1992, pero Chile los recibió con la misma energía de ese entonces, pero bastante más comportados. Una banda que no significa cualquier cosa para un contexto histórico y emotivo de un país, esta vuelta marcó una etapa cerrando un ciclo para la interacción de una nación con la actitud de Guns N’ Roses y que lógicamente, deja un estupendo sabor de boca en una deuda totalmente saldada.

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