Por Samuel Fuentes
Ciro Pertusi se hizo conocido continentalmente como el vocalista de Attaque 77, agrupación argentina que abandonó en el 2009 para luego formar Jauría, banda con la que llegará a nuestro país este sábado 31 de agosto para presentarse en el Club Blondie.
A pocos días de aquella presentación, el trasandino conversó con AgendaMusical sobre su trayectoria, su último disco y lo que será su show en nuestro país.
Agenda Musical: Desde que saliste de Attaque 77 hasta la formación de Jauría pasaron dos años, ¿qué pasó por tu cabeza durante ese periodo?
Ciro Pertusi: Bueno, al principio, como estaba un poco desencantado de mí mismo con la música, quizá porque no me sentía a gusto en el último tiempo… entonces no veía muchas perspectivas de volver a tocar. Al principio me pasó como le pasa a mucha gente, a muchos músicos… también a gente de otras áreas, otras actividades, que no quieren volver a saber de su oficio. Pero bueno, “será lo que debas ser o no serás nada”. Con el tiempo empecé naturalmente a componer, a estar de vuelta, eso me llevó a querer formar una banda como Jauría.
AM: Ya llevas más de 30 años ligado a la música, ¿pensabas en tus inicios que llegarías tan lejos?
CP: No, no, jajaja. No lo calculaba. Durante mucho tiempo pensé que en algún momento iba a terminar, que me iba a dedicar a otra cosa. Como ya te decía, siempre fantaseo con hacer alguna otra cosa y termino haciendo esto naturalmente. No es porque no sepa hacer otras cosas o porque no tenga ganas, es como que la pulsión más preponderante es la creación. Cualquier cosa que tenga que ver con la creación de lo artístico o algún matiz cercano a lo artístico.
AM: ¿Qué cosas te llamaron la atención durante ese periodo alejado de la música?
CP: En un momento… y es bastante curioso: estaba viviendo en una zona de México, en la Riviera Maya. Ahí es todo zona de playa y mar. Estaba ahí con mi pequeña hija y en un momento yo ya tenía conocimientos básicos de buceo. Había buceado muchas veces como aficionado. Me acerqué a un lugar porque había unos chicos argentinos trabajando. Me comentaron que, si uno tomaba el curso para dedicarse para hacerlo profesionalmente, la empresa en donde ellos trabajaban te lo daban gratis mientras pagaras tu curso con horas de trabajo. Era llevar a la gente a los cursos de buceo, preparar las inmersiones y los equipos, cosas chicas. Hacer el trabajo de fondo para que luego profesionalizarme. Es una profesión.
Me gustaba la idea. Estos chicos vivían prácticamente, como quien dice, siguiendo el sol. Fue una idea el estar así, estando de región en región con la posibilidad de estar vinculado a algo que me gusta, como lo es la naturaleza. El mar me parece una fuerza ingobernable, muy poderosa… pero bueno. El momento en el que fui a averiguar, cuando ya me habían dicho los horarios y todo, me encontré con el destino de la vida, un muchacho que me saludó, me reconoció comprando en un supermercado. Hablando y hablando, me preguntó si estaba haciendo algo. Le dije que estaba componiendo algunas canciones nuevas, que no sabía hacia donde irían o en qué terminarían. La verdad es que no tenía ningún soporte para grabar, ni una computadora, solo mi guitarra. Me dijo “si querés, yo te ayudo a grabar”. Este chico era DJ, pero sabía grabar y tenía programas. Me ayudó a grabar y eso me distrajo del otro propósito, de la otra actividad y volví a la música nada más, jajaja.
AM: Ya han pasado por gran parte de Sudamérica durante estos años, ¿sentiste que Jauría sería como volver a comenzar o todavía quedan algunas de las cosas que aprendiste con Attaque 77?
CP: Si pude aplicar un poco de la experiencia. Hay un dicho que dice “la experiencia es un peine que te dan cuando ya te quedas calvo”. Acá fue la oportunidad de aplicar cierta experiencia ganada, aún con salud y juventud, a tiempo para poder plasmarla y darme cuenta de lo que aprendí bien y de las que aprendí mal.
Es un camino mucho más fácil, es otra época y con un back como el que me dio Attaque. Hay cosas que son muy provechosas para una banda que comienza de cero. Y, por otro lado, tiene su parte dura y difícil. Uno ya es más grande y no tiene la misma energía, la misma fuerza, aunque todos me consideran como que soy una persona que, para lo que considera la música y el arte, soy una especie de dinamo. Soy incansable.
AM: ¿Qué cosas has podido explorar con esta agrupación que no pudiste hacer con la anterior?
CP: Una de las cosas que pude desplegar es el tomar una posición más consciente de liderazgo, en el buen sentido de la palabra. Eso me ayudó a terminar de comprender la dinámica y la mecánica del trabajo, del liderazgo y de un montón de cosas que me salen bien, así como otras que no. El saber delegar, el saber soltar, encontrar el equilibrio de cuándo uno vive o debería dejar de en todos los frentes para estar en el frente propio, el íntimo, el personal. El no descuidarse uno, lo que yo llamo “el defecto de mi virtud” es justamente la entrega y la empatía. Es una gran virtud, pero es un gran defecto a la vez ya que por dar todo, por ser empático con todas las situaciones, no me guardo nada para mí y me termino quejando de que necesito algo para mí mismo. Al menos eso está dentro del umbral del artista y sus cuestiones, la toxicidad del ego y un montón de cosas que siempre están al acecho.
AM: ¿Qué significa para ti Libre o muerto, el nombre del último disco de la banda?
CP: Tiene que ver con esto último que hablábamos, el hecho de saber hasta dónde podés llevar esa entrega en pos de la pureza de tu instinto, de tus libertades, de la creatividad y lograr el cometido tal como te lo propusiste. La creación no es un hecho, al menos para mí, egoísta o ególatra. Es una fuerza que viene de algún “más allá”, de algo que nos utiliza como interlocutores y que intenta llevar a cabo esa meta inicial, tal como llegó a vos, como llega a uno. Esa esencia inicial de lo que nos inspiró. Entonces, Libre o muerto habla un poco de eso: dar todo para acabar la misión, el entregar la canción tal cual te la imaginaste. Si la tiro de una manera tan particular, tan fuerte esa inspiración que llegó a vos de a poco o raudamente, es porque hay una fuerza más allá, más alta, que nos guía. Es como un don.
Entonces, hay que cumplirlo. Salvando las distancias, fue lo que hizo Freddie Mercury con “Bohemian Rhapsody”, ¿no? Es el claro ejemplo de que hay un tipo de locura, con la que te mirarían de lado con cara de “este tipo de está loco”, al final tiene su razón de ser. Ahí está explicado, es una obra majestuosa. Cada uno con sus diferencias, y guardando las distancias y lejos de querer compararme, cada uno tiene una misión. Desde el tipo que compone una canción o la persona que fabrica una silla.
AM: En noviembre ya se cumplen 6 años desde el lanzamiento de ese disco, ¿están preparando algo de música nueva ahora?
CP: En este momento estamos justo saliendo de un estudio, en camino a otro estudio, para mezclar dos canciones del material nuevo. Las publicaremos una a una. Me parece que la primera saldrá en un mes y medio, cuando tenga su videoclip respectivo. Y así iremos conformando y grabando todo el material, entre doce y catorce canciones, aproximadamente.
AM: ¿Piensan en mostrar alguna en vivo antes de que salgan del estudio?
CP: Sí. De lo que es presentar las canciones, queremos que rueden un poco y después las presentaremos. Imagino yo que al menos una de estas nuevas, el primer corte, la podremos presentar sin dudas en Buenos Aires en noviembre, que tenemos una fecha importante. Hasta entonces, nos vamos a seguir presentando por todo el territorio y por toda la región, países de Sudamérica, también vamos a ir a México.
Es la vuelta de Jauría, porque hay que considerar que hace tres años que estábamos inactivos. Recién volvimos a la actividad en noviembre del año pasado, así que tenemos poquitos shows por el parate que tuvimos por mi tratamiento de salud. Me tuvo dos años fuera de combate y luego un año hasta que nos pusimos a punto con la banda.
AM: En su show estarán invitados los BBS Paranoicos, ¿los conoces? ¿qué opinión tienes de ellos?
CP: Sí, sí. Toqué con ellos un par de veces, me gusta mucho su directo, pero nunca tuve la oportunidad como en este último año de ponerme a escuchar las grabaciones y poder profundizar y escuchar toda la propuesta. O sea, las letras… me sentí súper identificado y me dije “estuve con estos tipos tocando y nunca le presté la atención debida”. Es una joya, me parece. Que en una latitud así tengan una banda así, con letras tan profundas y originales… la propuesta musical me encanta.
Acá tenemos una banda muy querida que se llama Eterna Inocencia, ellos también son otros que son de mis preferidos. Es una alegría saber que nuevamente la música de Chile está presente. Siempre hubo bandas que me gustaron mucho, como los Fiskales (Ad-Hoc), Los Miserables y tantas otras. Supersordo, por ejemplo. Tienen una estirpe de lo que es punk rock, como también el hardcore y la música pesada, el stoner e inclusive el pop. Ahí Chile ha tenido bandas muy buenas. Estoy muy contento. Y me tomo como que voy a tocar junto a BBS Paranoicos y no como “invitados”.
AM: ¿Qué recuerdas sobre tu última visita a Chile?
CP: La verdad es que el último concierto que recuerdo no es el que más me gustó. Estuvo bueno, pero me gustó más la experiencia anterior, cuando tocamos con La Renga. Luego hicimos Onaciú. Toda esa experiencia fue inolvidable, por muchas razones. Fue muy lindo lo que fue esa minigira que hicimos por Chile, estuvo muy bien. La gente de La Renga, mucho respeto. El trato con la gente, el público chileno siempre ha sido muy amoroso con nosotros. No solo por la propuesta de Jauría, sino que también por todo el back que tuvimos con Attaque, siempre fue una gran relación, desde el inicio, desde la primera vez que pisé Chile. Siempre tuve la suerte de que tuvimos una unión muy inmediata e instintiva.
AM: ¿Algún mensaje que le quieras enviar a los seguidores de Jauría que tienes en Chile?
CP: Bueno, lo principal es que sepan que hace mucho tiempo que no vamos y que tenemos muchas ganas de verlos. Estamos muy ansiosos por este reencuentro. Tenemos muchas expectativas, así que esperamos que se hagan presentes ahí, con el cariño de siempre en la Blondie.
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