Lollapalooza Chile 2023, día 2: Gracias por la diversidad


Un sábado que comenzó con más gente de lo habitual fue lo que tuvimos en la segunda jornada de Lollapalooza Chile en el Parque Bicentenario de Cerrillos. La parrilla del día prometía, especialmente por su diversidad, con electrónica, reggae nacional y rap internacional solo durante las primeras horas.

El último de esos estuvo a cargo de Villano Antillano, puertorriqueña que se tomó por sorpresa el escenario Banco de Chile ante una ola de gente que quería estar presente en su primera presentación en el país. El comienzo con «Hedonismo», canción sobre la que ya nos había hablado previamente en la conversación que tuvimos hace algunas semanas y que sirve de carta de presentación.

Una puesta en escena simple, pero con músicos en vivo, permite que todo se centre en su relación con el público. No necesitamos pantallas ni gráficos, los ojos tenían que estar puestos en ella. Su coquetería y simpatía la hicieron sonreir rápidamente, en especial cuando notó el arrastre que tenía entre el público. Spoiler: no sería el único show donde habría sorpresas por la reacción del público.

Gran parte de su show estaría centrado en su recientemente lanzado álbum debut, La Sustancia X, pasando por canciones como «Cáscara de coco», «¡Hello Kitty!», «Designer Pu$$y» y más. Las primeras filas se las sabían todas, provocando que más de una vez bajara del escenario para desatar el caos entre gente que quería selfies o simplemente abrazarla. Eso sí, uno de los premiados se los llevó una chica de la primera fila a la que le dio un beso durante «Kaleidoscópica».

De todas formas, no fue solo pasar por cada canción sin más. Para «Yo tengo un novio» envió el mensaje de no aguantar relaciones tóxicas para luego mostrar una versión con tintes algo más funk que la original, también tuvo un mensaje para la icónica artista La Veneno, importantísima en la cultura LGBTIQ+ hispanohablante. Y, claramente, también tuvo mensajes hacia todo el mundo LGBTIQ+, tanto de aceptación como de cuidado mutuo, aprovechando su plataforma para profesar su postura política de un feminismo transincluyente.

El cierre estuvo de otro nivel, invitando a su compatriota iLe para interpretar una canción muy en línea con el mensaje anterior, «Mujer», dando emotividad a lo que hasta ese momento era una fiesta cuando recién comenzábamos el día.

Después, para cerrar sus cortos 45 minutos, llegó la Sesión #51 con Bizarrap, pero que tuvo un ingrediente especial: notó que una persona del público conocía prácticamente todas sus canciones, subiéndola al escenario mientras los gritos se seguían intensificando. El muchacho, hasta aquel momento anónimo, aprovechó de cantar, bailar y hacer voguing, coronando este momento único en su vida con otro beso con la Villana. Un broche de oro que quedará en la retina de quienes presenciaron aquel show.

Lo de Louta había que verlo. Lleno de teatralidad, un humor trasandino bastante especial y muchos elementos totalmente impensados, el cantante congregó a bastantes personas que ya iban en camino a conseguir un buen lugar para ver a Young Cister.

Entre canciones que dejan un mensaje algo irónico como «Todos con el celu», una aparición sorpresiva de Javiera Parra para «Ayer te vi» y el cover de «All You Need Is Love» de los Beatles o el cierre con «Quereme» ya pasado el tiempo, fue una tormenta de energía. Si hubiese tenido más tiempo, algo hubiese encontrado para rellenar.

Si bien no generó inconvenientes, el show de Young Cister comenzó mientras esa última canción todavía se presentaba en el escenario Banco de Chile. Con un amplio grupo de baile y mucha parafernalia, el artista urbano repletó el escenario Costanera Center cuando el sol golpeaba con más fuerza. Pero a la gente poco le importó.

El Joven Cis dejó la grande. Sean sus canciones en solitario, las colaboraciones con Polimá Westcoast o el dueto en vivo con el Pailita, prácticamente todas fueron amplificadas por la voz de las miles de personas que se reunieron para verlo. Eso sí, en esto último, hubo nuevamente una falla. Algo tiene el escenario Costanera Center, pero el micrófono que le correspondía al Pailita no funcionó y tuvieron que compartir uno durante toda la canción. Como se dice popularmente, salieron jugando, pero es algo a tener ojo.

Aquí nuevamente tuvimos un momento tenso debido a las personas que necesitaban asistencia médica en la reja más cercana al escenario. Aquí ya es necesario llamar a la responsabilidad del público, conocer sus límites, algo mínimo para saber qué se puede hacer en un festival que dura cerca de 10 horas. El show mejora con un público involucrado, pero el público no es el espectáculo. Y eso afecta al artista. El mismo Young Cister lo dijo, solo tenía 45 minutos y ese fanatismo mal enfocado solo le quita tiempo.

Debido al retraso de Louta, aquí también hubo algunos minutos pasados. No sé si habrá sido por eso o algo más, pero su micrófono dejó de funcionar para la última canción. Un muy pequeño bajón dentro de un concierto que despejó cualquier duda posible sobre la posición de Young Cister dentro de la música urbana nacional. Sin hacer tanta bulla y con un trabajo de bastante calidad ya está pensando en llegar a un estadio. No se ve tan lejano.

Suki Waterhouse, ya en el escenario Axe, asomaba como otro de los números interesantes para la tarde. También debutante en el país, la cantante, actriz y modelo ha tenido una meteórica carrera durante los últimos años, algo que todavía no parece asimilar completamente por la timidez que todavía irradia al ver la reacción del público.

Es verdad, una inglesa no tiene motivos para conocer de antemano la reacción del público chileno, pero posiblemente superó sus expectativas. La alegría que ya nos había comentado previamente por ser parte de Lollapalooza Chile era totalmente real, dándole un sabor especial a cada una de las canciones que interpretaba, fuesen más introspectivas con tintes de Charlotte Gainsbourg y Cat Power o las más nuevas de amor, como la recientemente estrenada «To Love».

Si la o el artista está feliz, usualmente el público también lo está y aquí se cumplió. Con una voz suave, pero firme, Suki Waterhouse se dio el tiempo de conversar con el público para luego mostrarse ya más suelta al ver lo que su música provocaba. En la misma usanza de otros escenarios, también tuvo que detener una canción («Put Me Through It») por alguien en el público con problemas, cortando y no retomando la canción. Ya en una mini catarsis, «Good Looking» cerró un set compacto y contundente. La británica se irá con recuerdos que difícilmente olvidará.

Bien pegado con su término estuvo el show de Aurora. La artista de Noruega puso la cuota de dramatismo con una presentación donde lo teatral tomó un papel preponderante, acompañándose de un grupo de bailarinas y bailarines que cautivó con coreografías muy bien pensadas.

A cinco años de su primera participación en el festival, cuando todavía se realizaba en el Parque O’Higgins, la cantautora llegó con dos nuevos discos para presentar. Esto lo hizo en base a su tímido carisma, echándose al bolsillo al público luego de dar algunas palabras en español mientras un sol iba cambiando de color en el fondo de su escenario.

Aprovechando de darle mensajes de aliento a sus fanáticos más emocionales («you’re strong, motherfuckers») desarrolló un espectáculo donde su voz era lo principal. Allí encontramos influencias que van desde Fiona Apple a Björk, todo dentro de las sutilezas que presenta con temas como «Running With the Wolves» o «Runaway».

No sería la última gran voz femenina en la segunda jornada de Lollapalooza Chile, pues después vendría una ver las voces más importantes de la música urbana de la última década: Rosalía.

Con un show extremadamente visual, la ibérica comenzó con los éxitos que ha dejado su último disco Motomami. Así, justo en el día del primer aniversario de esa placa, mostró hits como «Saoko», «Bizcochito» (incluyendo su mirada meme) o «La fama».

Todas las mezclas de géneros que están plasmadas en aquel trabajo toman una nueva vida al ser mostradas en vivo. Mucha producción para un concierto que contó con bailarines formando una moto, scooters, un piano, una silla de barbería y una tonelada de equipo más. Todo lo necesario para darle más énfasis a sus letras ante un público que a los 10 minutos ya se encontraba rendido a sus pies.

También hubo momentos para presentar lo más tradicional de su catálogo con sonidos flamencos, otros para bromear con el público con el conocido C-H-I y más. Cada minuto bien aprovechado, sea con música o con silencio para generar expectativas, hicieron que el tiempo pasara volando. Recién en la segunda mitad del show vimos la primera canción de El mal querer, el disco que la llevó a su primer Lollapalooza Chile en el año 2019: «Pienso en tu mirá». Solo «Malamente» aparecería también de aquella producción.

Incluso tuvo momentos para diversas colaboraciones, como para «Blinding Lights (Remix)» de The Weeknd, «Candy (Remix)» con Chencho Corleone, «La noche de anoche» con Bad Bunny o el cover de «Tu héroe» de su compatriota Enrique Iglesias, sorprendentemente coreado por gran parte del público. El cierre con «CUUUUuuuuuute» confirmó que la española podría presentarse en días seguidos y tener el mismo éxito. Uno de los puntos más altos de esta versión del festival.

De allí, a esperar. Ya teníamos el antecedente de lo ocurrido con Drake en Argentina: salida tardía, show corto. El fantasma recorría el Parque Bicentenario de Cerrillos mientras pasaba el tiempo y el canadiense todavía no salía al escenario. Personas de producción se paseaban por la pasarela del escenario Costanera Center, generando más ansiedad entre las personas que llevaban horas esperando su salida pegadas a la reja.

20 minutos después, apareció y con «SICKO MODE» de Travis Scott hizo que la espera valiera la pena. Se le conoce como un artista con un caracter algo particular, con un ego bastante grande y muy controlador de lo que ocurre sobre el escenario. No por nada es el único sobre él, no necesita a nadie más.

Usando una chaqueta Nocta, su propia marca, el norteamericano hizo una pasada muy rápida por varios de sus éxitos. Al comienzo algo inquieto, todo fue tomando forma mientras él veía como la gente reaccionaba a su música. Para alguien de su estilo, aquel es el combustible que lo puede hacer llevar un show hacia lo inolvidable o hacia lo pasajero. Desgraciadamente, en Chile quedamos en un punto medio.

Nada que decir del público, que explotó en canciones como «Work» (original de Rihanna), «MIA» (junto a Bad Bunny), «One Dance» o «Hotline Bling». Todas casi seguidas, pero ninguna completa. De hecho, en la última la cortó solo tras unos 30 segundos de canción, dejando a muchas personas con ganas de seguir escuchando uno de los mayores hits del 2015. Y para qué hablar de «Passionfruit», que ni apareció.

Mucho fuego, gritos, gestos de aprobación al público y más, pero poco espectáculo. Así como llegó 20 minutos tarde, se despidió 20 minutos antes. Pero nadie se lo creía, en especial viendo que hubo una mejor relación Drake/público que la que existió al otro lado de la cordillera. La despedida con «I Will Always Love You», con masivos coros escuchados pocas veces durante el día, dejó un gusto agridulce. Si bien prometió volver, ya no se sabe qué esperar. Este podría haber sido el cierre perfecto para un día al que le faltaron horas para seguir disfrutando, pero su ego pudo más.

Y aquí, lo mismo del año pasado: hay un problema enorme con las salidas. Aquel lugar de Cerrillos no cuenta con una conectividad que se pueda llamar «buena» siquiera en días normales. Las dudas de Carabineros en cuanto al hacer circular a la gente, dividiéndolos en algún momento en dos filas que acababan en la misma entrada de metro, generó más caos que orden. Nuevamente los buses de contingencia fracasaron y el metro se vio colapsado, haciendo aflorar el transporte ilegal y tacos de largos minutos.

Esta demora en la salida, en especial para quienes caminan desde el Perry’s Stage, es algo a revisar de alguna forma. En el comportamiento irrespetuoso y arriesgado del público hay poco que se pueda hacer, ya depende de cada persona el cómo actuar en un show masivo al estar rodeados de miles más, pero en estos temas sí hay que poner algo de ojo, en especial si el festival se quiere vender también hacia afuera como un éxito. Este es de los pocos pasos que faltan.


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agendamusical

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