Este miércoles continuó la inédita versión de Fauna Priamavera a mitad de semana, aprovechando el feriado del jueves que hace más corta la primera semana de diciembre. El cartel fue mucho más pequeño que en otras oportunidades, pero con nombres bastante llamativos, tanto en lo actual como en esa manoseada categoría de «deudas pendientes».
Lo primero vino de la mano de Alvvays, quinteto canadiense que sorprendió desde el primer minuto. Vistiendo casi a la usanza de los 90, siempre con Molly Rankin al centro, partieron su primer show en Chile con «Pharmacist», single de su último trabajo Blue Rev. Y prendió, inmediatamente. Esperable, considerando que aquel álbum ocupó varias de las listas de lo mejor del año, a pesar de haber salido solo hace un par de meses.
Aquel fue solo uno de los diez cortes de aquel disco que presentaron, el que motivó esta gira de promoción que también los llevará a otras ciudades latinoamericanas durante los próximos días. No siempre ocurre que esas canciones nuevas tengan una recepción tan buena, pero hablamos de una de las bandas más interesantes del género en estos momentos.
¿Y qué género sería ese? Si bien Alvvays se puede presentar como una banda de indie pop, su registro sonoro va mucho más allá de eso. Si la voz de Rankin tuviera más efectos, podríamos ver fácilmente un shoegaze de comienzos de los 90. Así mismo, en las guitarras de Alec O’Hanley vemos a Radiohead, Pavement, Minot Threat y un montón de bandas de ese mismo periodo.
Vimos en su plenitud a un grupo de amigos que crecieron en los 90-2000, de esos que se juntan para compartir sus discos favoritos, con la diferencia que acá los procesaron mentalmente para dar su propia versión de los hechos. Y lo mantienen juvenil, fresco, dándole una vuelta que les permitió agarrar a los nostálgicos -como ellas mismas- y a los más nuevos.
Después de entregar varias canciones de su último disco seguidas fue que perdieron un poco la timidez con la que llegaron. La respuesta recibida con «Adult Diversion», primera en el setlist de su álbum debut, derribó cualquier duda: tenían a un grupo de gente que, al otro lado del mundo, los conocía y los esperaba. Y su líder lo respondía con amables «gracias» en español.
Los norteamericanos presentaron gran parte de su arsenal. Rankin mostró que su voz se puede adaptar a varios sonidos, lo mismo que O’Hanley tanto con el teclado como con su guitarra llena de pedales. A la derecha, Kerri MacLellan servía de apoyo constante en las voces y en esos detalles con el teclado que suman mucho a cada canción.
Detrás de ellos, Abbey Blackwell, bajista que se unió recién el año pasado, pero que cuenta con largo recorrido en la música. Y se notó. Bien concentrada, sin mucha interacción más que un par de risas junto a la baterista Sheridan Riley, estuvo impecable con las cuatro cuerdas. En su pasado hay desde jazz hasta hip hop, esa versatilidad se notó.
Y junto a todo lo nuevo, también lo que el público quería escuchar hace mucho: «Archie, Marry Me», «Saved by a Waif», «Hey» y más. Quizá alguno pensó que «Next of Kin» aparecería, pero no fue posible. Y no lo fue porque la banda tiene más, mucho más de donde ofrecer. Fue poco más de una hora, pero igual faltó tiempo. Alvvays va a quedar como uno de los nombres que debutó en el 2022 en Chile que debe volver. Ojalá pronto.
Algo después, cerca de las 22:00, la gente ya se movía hacia el Escenario Fauna Primavera Exterior, lugar donde tendría su debut Fleet Foxes. A pesar de tener siete músicos sobre el escenario, el espacio no fue problema e incluso ayudó a tener un ambiente más íntimo. No eran más de 2.000 personas las que estaban en el recinto del Parque O’Higgins, lo que ayudó a mantener esta silenciosa conexión con la banda desde un comienzo.
Y lo de silenciosa es real. Más allá de las pocas palabras de Robin Pecknold y uno que otro gesto del guitarrista Skyler Skjelset y del bajista Christian Wargo, el resto de los músicos prácticamente no tuvo contacto alguno con el público. Pero eso ya es cosa de estilos. Tenemos artistas que hablan todo el show, otros que no lo hacen. Detalles. En lo musical, que es lo que nos llevó al sitio, estuvo de otro nivel.
Parte de la élite del folk norteamericano, codeándose con otros grandes del indie como The National, Fleet Foxes mostró las habilidades que los llevaron a aquella posición. Además, había un ingrediente que los acercaba todavía más con nuestro país: Víctor Jara. De aquí se pueden desprender varias cosas: primero desde el público, el regalo de un cassette de Víctor Jara que le hicieron a Pecknold en el que quizá fue uno de los momentos más emotivos de toda la jornada. Esto fue acompañado de un cartel en el público que decía «Víctor Lives».
Pero esto no fue lo único. En el último disco de Fleet Foxes aparece «Jara», canción que debutó en vivo en aquella presentación. Y eso ya hizo que la noche tuviera un valor increíble. Que el público levantara flores lo hizo solamente más bonito, de esos momentos que no se olvidan. Y eso que para entonces ya habíamos pasado por «Mykonos», «White Winter Hymnal» y «Phoenix», cover muy bien logrado de Big Red Machine.
Ya pasaban las 23:00 y empezaba a correr un viento fresco. Algunas personas del público se movían, pero gran parte de ella seguía inmóvil frente al escenario. Para varias de aquellas, esas canciones eran esperadas hace una década o más. Sin causar gran euforia, lo de los norteamericanos llegaba profundo. Son canciones bastante emotivas, sensibles, valiéndose también de todo lo que envuelve al sonido folk, además con el beneficio de contar con un saxo y un trombón en el escenario. Esos sonidos de metal en vivo siempre mejoran todo.
Con «Helplessness Blues», canción que da nombre a su segundo disco de estudio, Fleex Foxes se despidió de su público chileno. No eran muchos, pero sí fieles, los que se quedaron hasta el final del espectáculo pegados a la reja. Y su líder, al parecer el más abierto a mostrar emociones, lo agradeció completamente, incluso llevándose algunas de las flores que llegaron a su escenario. Aunque tengamos una segunda visita, será difícil alcanzar ese grado de intimidad, cariño y emoción que se logró con «Jara». Todavía faltando el tercer día, también el más largo, esa canción ya está en el top 3 de todo el festival.
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