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Este domingo se desató nuevamente el fanatismo por el k-pop en Chile. Esta vez fue el escenario del Movistar Arena el testigo de la locura que provocó la presentación de NCT 127 en nuestro país. Originalmente con nueve miembros, fueron ocho los que llegaron a Chile para ser parte de esta presentación que forma parte de su segunda gira mundial, la que lleva por título The Link.

Lightsticks y poleras verdes abundaban por todos los sectores del domo del Parque O’Higgins, adornado también por carteles con mensajes para cada uno de sus bias: «Our one and only Johhny» o «Jungwoo you are our happiness and pride» eran algunos de los que se podían ver colgados en la reja de la platea.

A pesar de la baja de Haechan por motivos de salud, los ocho integrantes restantes entregaron un show clásico de k-pop: mucha interacción con el público, demostraciones de sus talentos en las coreografías y en canto, diferentes videos que servían de pausa para sus cambios de ropa y más. En ese sentido, lo de NCT 127 estuvo a la altura de lo que se esperaba en un show del género, el primero del 2023 en nuestro país. Ahora, por partes.

Desde el video introductorio que claramente se podían ver los nombres que más gritos generaban. Quizá la posición en el recinto me engaña, pero fueron Yuta, Johnny y Taeyong quienes más ruido generaron. Si bien todos vestían de blanco en sus inicios, cada uno le aportaba características ligadas a sus personalidades. Por ejemplo, la camisa de Johnny era más sugerente que la de otros, lo que iba de la mano con su actitud más sensual frente al público.

El inicio con «Kick It» y «Lemonade» fueron una explosión de gritos, ya apaciguándose con «Cherry Bomb» para dar paso a una primera presentación con traducción simultánea. Todo eso había pasado en la parte central del escenario, pero había mucho más. Un segundo nivel esperaba a parte de los miembros para presentar «Elevator», siempre con imágenes de apoyo en las numerosas pantallas que los acompañaban. Los detalles visuales son demasiado importantes como para que se pierdan, por lo que también habían cámaras que seguían a los músicos en cada uno de los diferentes momentos del show.

Para «Dreamer» hasta un sillón apareció sobre el escenario. Para «Love Song» se sumaron algunos paraguas y un tablero de dardos. Es decir, cada una de las canciones iba acompañada de todo lo necesario para crear la atmósfera necesaria. Así tuvimos momentos más calmos y melódicos y otros donde los gritos se apoderaban de todo el espacio dentro del Movistar Arena. No es exagerar si se dice que este tipo de shows han sido de los que más decibeles han alcanzado en el público. En este caso debe ser fácil un top-5.

Luego de una muestra de lo que era el funcionamiento colectivo, de a poco también pudimos ver las presentaciones individuales de cada artista. «Another World» fue la canción de Taeil, el primero en llegar a esta mecánica, permitiendo también que cada uno tuviera el espacio para dejar felices a sus seguidoras y seguidores.

De esa misma forma vimos a Mark con «Vibration», Taeyong con «Moonlight», Jungwoo con «Lipstick», Jaehyun y «Lost», «Butterfly» con Yuta y «The reason why it’s favorite» con Doyoung.

El cambio de ropa blanca a negra un poco antes de «Highway to Heaven» también fue un momento de quiebre donde la banda tomó una postura algo más adulta y su llegada grupal a la pasarela que recorría prácticamente toda la cancha del recinto. Allí aprovecharon de jugar con sus propios lightstick. La ya nombrada «Moonlight» de Taeyong fue otro de los momentos más álgidos de la noche: de caminar con ropa de cuero sobre el escenario a terminar sin polera y mostrando los tatuajes.

Eso último es algo llamativo: NCT 127 llega en un momento donde la escena del k-pop se aleja de su estampa más «perfecta» y empiezan a jugar con la sensualidad y carisma de sus miembros. Por ejemplo, en un momento Taeil se encuentra hablando y solo basta que haga un gesto de silencio para que el volumen baje drásticamente entre el público.

Dejando de lado las palabras de buena crianza que siempre se repiten, la banda sí se vio conmovida por todos los gritos que provocaban. Después de varios días en Brasil, la parada previa a su visita a Chile, alguna diferencia deben haber notado para entregar tímidas y sinceras sonrisas con los cantos que aparecían desde todos los rincones de un Movistar Arena a gran capacidad.

Incluso fueron un paso más allá: la promesa no fue solo volver, sino hacerlo con al menos dos o tres fechas. Ya una vez terminado el set, se soltaron. Saludos, besos, recogiendo regalos y bromeando entre ellos. No es posible olvidar que sigue siendo un grupo de jóvenes en sus veintes que ven en estos shows la puesta en práctica de años de entrenamiento en diferentes áreas.

La respuesta que obtuvieron del público, que en cancha incluso corría de un lado a otro para no perderse nada, fue clara señal de que están haciendo todo bien. Sin duda una gran apertura del año en lo que se refiere a shows de k-pop. Habrá que ver con qué más nos sorprende el 2023. Al menos por parte de NCT 127, la sorpresa fue enorme y muy grata.

Comentario aparte para la polera de Taeyong: después de ser lanzada al público, las mismas NCTzens la rompieron y la dividieron para compartir el momento. Varias de ellas se veían felices mostrando los trozos a otras y otros fanáticos. Eso es algo que no había visto antes.

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— NCT 127 (@NCTsmtown_127) January 23, 2023