Nothing en Chile: La espera que valió la pena


Por Catalina Ruiz R.

Tras más de una década de espera, los estadounidenses de Nothing debutaron en nuestro país con un show de poco más de una hora, cargado un consolidado sonido y proyecciones visuales que propiciaron un ambiente de intimidad con el público expectante -desde el anuncio del show en Chile.

Con seis trabajos de estudio bajo el brazo, números sencillos, y sus primeros dos espectáculos en suelos latinoamericanos (México y Costa Rica), además de un reciente paso por Brasil, estos exponentes del alternativo sonido shoegaze hicieron un repaso de su extensa carrera en el escenario del Club Chocolate.

A eso de las 21:20 horas, “Say Less”, acompañada de una gran pantalla con escenas de la decadencia de una ciudad, fue la primera melodía en sonar en territorio santiaguino, cuyo característico ritmo convulsivo propició emocionados movimientos entre los fanáticos desde el primer sonido.

Luego vino “April Ha-Ha” y “Hymn to the Pillory”, envolviendo a los asistentes en el recinto de Recoleta en un efecto atrapante, tanto por el juego de luces entre el azul y el rosa como por los distorsionados sonidos de las guitarras.

Los destellos explosivos continuaron durante canciones como “Ferver Queen”, “Zero Day” y “The Dead Are Dumb”, las cuales estuvieron acompañadas de suaves cantos que cambiaron totalmente de tónica con la llegada de la reconocida “Chloroform”, elevándose en volumen e intensidad.

Sin embargo, esa dinámica se rompió con la interpretación de “The Carperter’s Son” por parte del cuarteto oriundo de Filadelfia. Esta canción fue la más extensa de toda la noche, proyectando una profunda calma entre los fanáticos, quienes incluso cerraron los ojos, aumentando la innegable conexión que hasta ese punto era innegable.

Esta serenidad quedó en el pasado cuando comenzó a sonar “Famine Ayslum”, cuya interpretación causó choques, saltos y entusiasmo en el público que no dudó en ir más allá formando un electrizante mosh. “B & E” mantuvo los ánimos en alto, dando paso a la verdadera locura de la noche al sonar “Vertigo Flowers”, durante la cual más de alguno de los fanáticos trató de llegar al escenario, siendo sólo un fanático capaz de lograrlo.

Tras ese intenso momento, sólo quedaba una pieza por parte de la agrupación liderada por Domenic Palermo: “(Hope) Is Just Another World with a Hole in it”. Esta despedida musical, a eso de las 22:40 horas, acaparó sonrisas, miradas satisfechas y un sentimiento de que la espera valió totalmente la pena.


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