Public Image Ltd. (PIL)
Fecha: 14 de agosto de 2016
Lugar: Centro de eventos Blondie
Productora: Blondie
Fotógrafo: Centro de eventos Blondie
Periodista: Andrés Panes (Rockaxis)
Cuando faltaba poco para el bis, John Lydon esquivó una botella lanzada desde el público, que no dio de lleno en su cabeza, pero alcanzó a cortarle la frente. Después de ver en YouTube las pataletas de Dave Grohl o Josh Homme contra el público en situaciones tensas, o incluso a Morrissey abandonando el escenario a los 25 minutos por escuchar una talla pesada desde la audiencia, daba la impresión de que el concierto de Public Image Ltd se vería afectado por una extensa e inoportuna pausa o, en el peor de los casos, un final abrupto y amargo, cortesía del desatinado al que le pareció chistosa la idea de atentar contra la seguridad de otra persona. Por un segundo, olvidemos que se trata de un ícono del punk: hablamos de un caballero de 60 años que, bajo ninguna circunstancia, debería correr peligro mientras hace su trabajo.
Pero John Lydon viene de la vieja escuela. ¡John Lydon era Johnny Rotten! Sus flirteos con el vandalismo están muy bien documentados y se extienden incluso hasta los primeros años de Public Image Ltd. Ergo, una botella no lo escarmienta. «You’re a fuckin’ coward» (eres un puto cobarde) fue toda su represalia al agresor; acto seguido, envolvió su frente en una toalla blanca, que pronto adquiriría manchas rojas, para rematar la presentación como si llevase un turbante. Esa imagen suya será la postal de la noche en la mente de los que no asistieron, así como la gente del circuito rapero sabe que al MC Evidence de Dilated Peoples le robaron durante su propio concierto, aun sin haber estado en el Caupolicán la noche que ocurrió, o como los amantes del rock clásico recuerdan la torre de sonido e iluminación caída en Deep Purple, aunque no hayan ido al Santa Laura.
¿Y la música? Fantástica. Escuchándola se entiende por qué la etiqueta post punk pegó tanto: ahorra explicaciones y tiempo, simplifica las cosas. Eso sí, ver a PiL quita las ganas de sencillez porque post punk es poco decir sobre una amalgama que incorpora ecos del dub, funk y disco, además de guitarras que pegan zarpazos con garras de acero, uso ocasional del siempre llamativo stick, una voz vitriólica sin temor a deformarse en gruñidos y que dejaría a Samuel Herring de Future Islands como un cantante genérico… y podríamos seguir. Quedamos cortos de conceptos para explicar la complejidad de una música que, sin embargo, a veces invita al baile desaforado, como ‘Death Disco’, que samplea al mismísimo Tchaikovsky, o ‘This Is Not a Love Song’, la canción que sepultó el nexo entre Keith Levene y Lydon, cuya frente sangrante le sumó dramatismo a una performance que, de por sí, ya era llamativa porque el vocalista a ratos parecía un interno dando un discurso político en un manicomio. Ningún pusilánime proyectil podría aplacar tanto delirio.
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