ESPECIAL | The Exploited: Rabia inmortal


A finales de la década de los 70, el Reino Unido pasaba por mucho desorden. En lo social, la clase trabajadora se estaba levantando ante las políticas conservadoras y la alienación urbana. En lo musical, muchos géneros nacían, se mezclaban y evolucionaban. Junto a los sonidos del folk, el rock y el progresivo, también surgían con fuerza aquellos que contaban con raíces jamaicanas, como el reggae, el ska y el punk. Este último cuenta con una agrupación viva hasta estos años que logró capturar aquel descontento contra el sistema y la opresión del día a día: The Exploited.

Nacidos en Edimburgo a finales de los 70, los escoseses supieron reunir todo el enojo y rabia proveniente de las desigualdades sociales, dándoles un sonido rápido, agresivo y siempre controversial. Su estética cruda marcó un hito dentro de la forma en la que el punk se desarrolló visualmente, consolidando elementos que empezaron a surgir en los años previos con subculturas como los rude boys.

Su debut con Punks Not Dead (1981) llegó como un manifiesto de la posición de Wattie Buchan y compañía: una crítica a quienes decían que el género había muerto tan rápido como nació. La ira no era algo perteneciente solo a la adolescencia, sino una de las características forjadas en sus miembros desde su infancia, desde lo que veían en las calles o escuchaban de la prensa.

 

 

Esa muerte del punk anunciada por muchos simplemente se refería al cambio de camino de algunos, quienes empezaron a coquetear con el hard rock o incluso con el pop. Pero The Exploited no. La misma violencia vivida, tanto física como simbólica, era la que repasaban rápidamente en sus canciones que muchas veces ni alcanzaban los dos minutos de duración en vivo. Muchas mini-catarsis agresivas, intensas y forjadoras de una base que los acompaña hasta el día de hoy.

En vez de ir hacia lo más masivo, el giro de los británicos fue hacia lo más duro. Con Troops of Tomorrow (1982) llegaron hacia el hardcore punk que se había desarrollado al otro lado del océano, uno que contaba con sus propias críticas: el exceso de militarización y la decadencia de una clase política que no representaba a nadie. Todavía con el espíritu callejero intacto, tomaron esas influencias para crear clásicos como «UK 82» que terminaron siendo -lamentablemente- himnos atemporales ante la reiterada sucesión de casos de brutalidad policial.

El mismo nombre de esta canción le daría espacio a la generación de un nuevo tipo de hardcore, uno que incluye elementos del heavy metal británico que ya contaba con nombres como Motörhead o Iron Maiden y que también cuenta con exponentes a agrupaciones como Discharge o GBH. Con letras mucho más explícitas, oscuas y violentas que las de anteriores bandas de punk, mostraban su enojo ante la impotencia de vivir en un sistema económico y político que los tenía al borde del holocausto nuclear. Ya con Margareth Thatcher en el poder y la Guerra Fría en una de sus fases críticas, la falta de esperanza en el futuro crecía en aquella generación.

 

 

La llegada de Let’s Start a War… (Said Maggie One Day) (1983) siguió la senda de responder a las políticas de austeridad y en relaciones exteriores de Margareth Thatcher en periodos donde la Guerra de las Malvinas estaba en su punto más álgido. Para esto no se iban con rodeos ni metáforas, sino que mantenían la visceralidad de su música y sus letras.

Cuando el mundo ya disfrutaba otra ola de música, ahora ya cargada al hair rock y a los distintos tipos de pop de los 80, The Exploited se mantuvo sin grandes cambios en su forma de ver la música. Con The Massacre (1990) y Beat the Bastards (1996) nuevamente se ampliaron hacia el crossover thrash que se hizo popular en Norteamérica, pero sin dejar esa alma punk combativa que los hizo populares. De aquí se rescata el himno «Beat the Bastards», una crítica cruda a cómo el sistema va relegando a ciertas personas a los márgenes.

 

 

Fuck the System (2003) fue su último lanzamiento de estudio, aunque tampoco necesitaron más para poder seguir viajando por el mundo para mostrar esas canciones que se mantienen casi sin modificación en su espíritu desde su lanzamiento. Dejando de lado algunos problemas de salud, el Wattie Buchan que se sigue subiendo a los escenarios es el mismo adolescente enojado de finales de los 70.

Y ahora nos enfrentamos a la última visita de los legendarios del punk, una banda que marcó el camino que tendría la evolución del punk hacia otras corrientes que mantienen la agresividad y crudeza que caló hondo en esos jóvenes de clase obrera de Edimburgo. Eso sí, la historia de The Exploited dejó de fijarse solo en los escenrios, parlantes o audífonos, siendo referente hasta en los rayados que se pueden encontrar en todo el mundo con el lema «Punks Not Dead». Mientras siga el descontento, la rabia de The Exploited también tendrá donde brillar.

No te quedes fuera de la despedida de los escenarios de Buchan y compañía, noche que también tendrá a los rusos de Moratory y los nacionales de Gordom. Entradas todavía disponibles en Puntoticket.


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