Accept en Chile: Los clásicos no se olvidan


Accept

Fecha: 3 de noviembre de 2019
Lugar: Teatro Caupolicán
Productora: The FanLab
Fotógrafo: Ramón eMe Gómez   @el.eme
Periodista: Samuel Fuentes   @sin__titulo.jpg

Santiago sigue siendo una tierra complicada para quienes la visitan sin conocerla, especialmente por el convulsionado ambiente que hay desde el 18 de octubre. En ese escenario, cualquier cosa que nos saque de la rutina muchas veces es bienvenida. Un poco de cariño para el corazón, hasta para el más duro de los metaleros.

Con los ánimos ya prendidos después del potente y corto show de Parapsyche, quienes interpretaron temas como “The Wolf Inside”. Su mezcla de diferentes corrientes del metal, pasando del thrash a death, funcionó muy bien como calentamiento de los íconos del hard rock alemán.

Con gran puntualidad, la banda salió con sus seis miembros al escenario pocos segundos después de las 21:00 horas. El público seguía llegando cuando tocaron el single de su último disco “Die By the Sword” frente a una escenografía que hacía parecer la tarima como el interior de una cárcel metálica.

Con tres Flying-V en las manos de sus guitarristas, los riffs fueron sonando cada vez más fuertes. «Stalingrad» y «Restless and Wild» mantuvieron la tónica del resto de sus presentaciones de este año, en donde los hits sobresalían por sobre otros tracks.

A ratos se notaba cierto tinte coreográfico dentro de su puesta en escena, la que estaba claramente dividida en dos partes. A los costados aparecían Martin Motnik (bajo) y Christopher Williams (guitarra), dejando en el centro a Uwe Lulis (guitarrista), Mark Tornillo (voz) y al líder Wolf Hoffmann (guitarra líder).

Después de «London Leatherboys» apareció «Breaker», la primera canción con la que se desató la energía contenida en el Teatro Caupolicán. Banderas chilenas y mapuches flameaban al ritmo de las guitarras, mientras que los saltos y gritos se coordinaban con la batería.

«Life’s a Bitch», «No Regrets» y «Analog Man» fue la trilogía de temas «nuevos» que aparecieron en este show para luego dar paso a «Final Journey», con la que nuevamente se desató el caos. La voz de Tornillo no tiene grandes variaciones, pero cumple totalmente cuando se mete en el hard rock más clásico. Esa voz rasposa, que a veces tenía tintes similares a los de Brian Johnson de AC/DC, se ajustan muy bien a los temas de Accept surgidos anterior a su llegada.

Tras una gran interpretación de «Shadow Soldiers» y «Princess of the Dawn», los músicos se llegaron a mostrar sorprendidos por la forma en la que el público coreaba varias partes de sus canciones e incluso los riffs. Parte de esa «pasión sudamericana» de la que varios de ellos hablan y que han posicionado a nuestro país como uno de los mejores lugares para tocar metal.

Ya en el tramo final, la elección de canciones fue demoledora: «Midnight Mover», «Up to the Limit», «Pandemic» y «Fast as a Shark», cuarteto de temas que recordaron viejos tiempos y movieron hasta al último de los miles que se congregaron en el recinto de San Diego.

Después de aquel golpe al mentón, el sexteto se bajó del escenario, pero demoraría solo un par de minutos. Entre el rugir de la gente, que nuevamente –y de forma espontánea– entonó cánticos en contra de Sebastián Piñera, la banda retornó para sellar el final con broche de oro.

«Metal Heart» y «Teutonic Terror», en donde Tornillo llegó a cantar junto a una muleta/calavera, llegó el clásico de clásicos: «Balls to the Wall». Más larga que su versión original, para aprovechar de disfrutar los gritos de los presentes, el tema que da nombre al disco de 1983 sirvió de resumen para toda la jornada.

Impecables, como en casi todas sus presentaciones en Chile, Accept brilló, pero sin cegar. La capacidad de Hoffmann y la impronta de Tornillo fueron dos de los puntos más fuertes que dieron vida a este espectáculo, el que tuvo más de 90 minutos de continua potencia y mística, en especial por los más de 40 años que arrastra la agrupación.

¿Se puede esperar algo nuevo? Sí, pero el que vaya con aquella idea se podría sentir algo decepcionado. El fuerte de Accept es traer los años gloriosos del hard rock y speed metal a este 2019. Una máquina del tiempo que funciona a la perfección y que mantiene la llama de los alemanes más prendida que nunca.


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