Boy Harsher en Chile: bailes, oscuridad y sudor en una sola noche


Por Tomás Aravena M.

Tras media hora de retraso, Boy Harsher comenzó su concierto en Blondie con una audiencia que, en menos de un año, los vería por tercera vez en el país.

Luces rojas parpadean en el escenario, mientras el productor de la banda, Augustus Muller, se toma los sintetizadores. Con sonidos de fondo que emulaban un barco, aparece Jae Matthews, la voz detrás del dúo norteamericano.

Con una entrada tímida, “Keep Driving” abre el set de la noche, en una discoteque Blondie a tope y que ya comenzaba a aumentar la temperatura.

La banda continúa la tónica del tema anterior. “Give Me a Reason” fue la canción que continuó y, al término de ésta, Jae saludó al público. Contó lo felices que estaban de volver a Chile, para luego continuar animando al público a sumarse a la fiesta que tenían preparada.

“Morphine” dio el puntapié para comenzar a bailar, con los sonidos new wave cargados de elementos electrónicos y con la oscuridad que caracteriza a la banda.

Mientras la gente bailaba eufórica en cualquier rincón de la disco, sonó “Fate”, uno de los singles del segundo LP, Careful (2019), la que fue coreada y gritada por los fans más acérrimos de los norteamericanos.

Luego continuó una transición musical que se sintió como una especie de descanso y término de un bloque. Una antesala para “Westerns”, la única canción que tocaron del disco Country Girl Uncut, también lanzado en el 2019.

El concierto continuó con “Come Closer”. Sin muchas palabras de por medio, entre la banda y la audiencia, el diálogo se mantuvo gracias a los bailes y saltos que generaron una conexión que estuvo presente a lo largo de toda la noche.

En una nota más melancólica, vino el turno de “Tower”, parte del soundtrack de The Runner, el cortometraje dirigido por la banda. Cabe destacar que Augustus y Jae se conocieron mientras estudiaban cine. Fue ahí cuando unieron talentos y evolucionaron en lo que hace tan particular a esta banda.

Un momento que quedó en el consciente colectivo, y que nos trae la nostalgia del pasado, es el momento en que Boy Harsher interpreta una perfecta versión de “Wicked Game”, de Chris Isaak.

En este concierto, existe un antes y un después de la reversión del ya clásico de 1989. Mientras el público susurraba las letras y se movía con menos agitación que antes, vino el turno de “Tears”, la cual retomó la energía festiva que tenía al local con las paredes empapadas de sudor.

“LA” vino a continuación. Uno de los singles de Careful y la última canción que tocarían de este disco, durante su set.

“Modulations”, del EP Lesser Man, fue perfecta para dejar al público en un estado eufórico que se vio interrumpido por el encore al término de ésta.

Luego de unos escasos minutos, Boy Harsher regresa al escenario para interpretar la que es, quizás, la canción más conocida del repertorio de la banda. Con una versión más extendida y que insinuaba el término de la jornada, “Pain” fue la nota alta de la noche.

Al cierre, la discotheque Blondie se convirtió en un sauna. Poleras mojadas, frentes sudadas y caras muy felices dejaron el lugar, comprobando una vez más la relevancia de Boy Harsher, tanto en la escena local como en cada escenario en que se presentan.

Un show de muchos matices, música electrónica, dark wave y con claras influencias de la movida industrial.

Setlist:

  • Keep Driving
  • Give Me a Reason
  • Morphine
  • Fate
  • (Unknown)
  • Westerners
  • Come Closer
  • Tower
  • Wicked Game (Chris Isaak cover)
  • Tears
  • LA
  • Modulations
  • Pain

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