Un día después de su aplaudida presentación en el Festival de Viña del Mar 2024, programada para el 27 de febrero, Maná realizó su segundo espectáculo en nuestro país, al aterrizar en un Movistar Arena repleto de fanáticos y fanáticas, quienes esperaron 11 años su regreso a tierras nacionales tras su fallida presentación de 2023, a raíz de una lesión a la rodilla que afectó a su vocalista.
La noche de los mexicanos en el escenario ubicado en Santiago Centro, comenzó a eso de las 21:37 horas, en medio de un expectante e impaciente público que llevaban varios minutos aplaudiendo y dando señales de que el espectáculo estaba retrasado.
“Manda una señal” fue la elegida para abrir los fuegos, sonando en cada rincón del recinto capitalino que recibió a la banda de pie y con aplausos.
La clásica “De pies a cabeza” vino a continuación, dando cuenta de cómo la música de Maná ha logrado traspasar generaciones, tomando en considerando que dentro de los asistentes al espectáculo habían representantes de todas las edades y no sólo público adulto como podría esperarse.
“Qué buen volumen traen esta noche”, fue uno de los primeros halagos de Fernando Olvera, más conocido como Fher, hacia el público nacional, recordando el disco Maná en Vivo, lanzado en 1994 que recopila registros de varios países, incluyendo Chile, y aludiendo también a la más de una década que estuvieron lejos de los escenarios chilenos.
Tras esas palabras, el espíritu se mantuvo en alto con la interpretación de “Corazón espinado”, la mítica colaboración con la banda Santana, y con “Ángel de amor”.
Posteriormente, el vocalista de la banda citó un dicho de México, el que indica que no se debe compartir el caballo, ni la mujer, ni la guitarra. ¿La razón? Entregar una pintoresca introducción a la reconocida“Labios Compartidos”.
Con un conmovedor mensaje sobre la crisis climática que afecta a nuestro planeta actualmente, especialmente pensando en las futuras generaciones y el impacto negativo de ciertos sectores económicos, Maná trajo al escenario “¿Dónde jugarán los niños?”, canción escrita en 1992 casi de manera profética por algunos de sus versos como: “la mar vomita ríos de aceite sin cesar” y “se está pudriendo el mundo”.
La melancólica “Vivir sin aire” y la romántica “Bendita tu luz”, fueron las siguientes en la lista. Ambas disfrutadas en cada rincón del Movistar.
Uno de los momentos más lúdicos de la jornada se dio antes de la interpretación de “Mariposa traicionera”, luego de que el carismático Fher pidiera una cerveza para beber, ante lo cual el público gritó el clásico “al seco”, en medio de las preguntas del mexicano con el objetivo de conocer el nombre coloquial que se le da a este tipo de alcohol en Chile.
“Se me olvidó otra vez” y “Oye mi amor” llegaron luego, siendo esta última una perfecta ocasión para potenciar la participación del público con una clásica dinámica para descubrir qué sector del recinto imita de la mejor forma las melodías, junto con improvisar el clásico “Get Up, Stand up” de Bob Marley.
A continuación, se dio una pausa a los cantos de los presentes, cuando el baterista Álex González mostró todo su talento con un extenso y ovacionado solo instrumental.
Luego, en un escenario ubicado en la zona posterior de la cancha del Movistar Arena y cerca de las plateas, Fher, en compañía de la guitarra acústica de Sergio Vallín, cautivaron a los presentes con su propia versión de la popular melodía mexicana “El rey”.
Juan Calleros (bajo y contrabajo) y Álex se sumaron a escena posteriormente para interpretar “Te lloré todo un río”, sin que antes Fher dejara pasar la oportunidad de contar la historia de la ruptura amorosa que inspiró la canción, al igual que lo hizo en Viña del Mar la noche anterior.
Al igual que en el Festival, a continuación, Maná homenajeó a todos quienes han partido y cumplió una promesa adoptada con una familia chilena, interpretando un breve fragmento de “El reloj cucú”.
“Huele a tristeza”, reconocida por la banda como una de sus canciones favoritas, aunque no tan exitosa, se unió al setlist ante la sorpresa de Fher de que los presentes la conocieran y cantaran.
Posteriormente, la banda invitó a un par de fanáticas a compartir con ellos, siendo la primera de ellas alguien que casualmente había estado en escenario anteriormente con Maná, para que los apoyaran con la interpretación de “Eres mi religión”.
Luego de esto, los músicos retornaron a la tribuna principal para continuar con su contundente espectáculo con las canciones “Me vale” y “El muelle de San Blas”. El cierre de la jornada, pasadas las 23:30 horas, llegó con “Clavado en un bar” y “Rayando el sol”.
Fue así como el entusiasmo de los presentes, un setlist lleno de las melodías que marcaron generaciones, hicieron del paso de Maná por el Movistar Arena una noche inolvidable. Si en el Festival de Viña del Mar los mexicanos se quedaron tanto con la gaviota de plata como la de oro, en Santiago consiguieron el cariño y reconocimiento sincero de quienes llegaron a disfrutar su show, llevándose consigo otra exitosa noche en Chile que incluso superó la anterior.
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