Los Bunkers en el Nacional: una histórica noche para nunca olvidar


Por Catalina Ruiz Ravello

Lo que sucedió este 24 de abril de 2024 en el Estadio Nacional no sólo superó toda expectativa, sino que simplemente no tiene parámetros de comparación en lo logrado por una banda nacional en los últimos 20 años, tomando en cuenta que el último hecho histórico de esta envergadura para la música chilena fue 2001 con el retorno de Los Prisioneros.

Los Bunkers lograron conquistar a las miles de personas de todas las edades que llegaron hasta el recinto de Ñuñoa, con un impecable y ambicioso show que recorrió sus más de dos décadas de carrera, junto con honrar a grandes cantautores nacionales e internacionales.

Tras la presentación de Pedro Piedra, el humor de Fabricio Copano y la energía del DJ Nacional Marcelo Aldunate, los penquistas se subieron al escenario interpretando “Ven aquí”, la canción que da nombre a la gira que los tuvo recorriendo todo el país. Ovación instantánea.

“Te vistes y te vas” y “Yo sembré mis penas de amor en tu jardín” fueron las siguientes en la extensa lista que los penquistas tocaron con un sonido impecable que llenó absolutamente todos los rincones del centro deportivo más grande de Chile. A continuación, con una previa dedicatoria a todas las personas que llegaron de diversos rincones al show por parte de Francisco Durán, sonó “Canción de Lejos”.

Luego vino la reconocida “Quién Fuera” de Silvio Rodríguez, incluida en el disco “Música Libre” de 2001, y “Bajo los árboles” del último trabajo de estudio de Los Bunkers.

A esa altura de la noche, el frío se dejaba caer en Santiago, pero no al interior del Estadio Nacional, donde cada uno de los espectadores disfrutaba de “Si estás pensando mal de mí”. Posteriormente, Francisco Durán hizo lo suyo con un solo de guitarra que mezcló “Gracias a la vida” de Violeta Parra con las notas introductorias de “Ahora que no estás”.

Un mensaje de pronta recuperación para el baterista Mauricio Basualto, quien está lejos de los escenarios desde el verano, siendo reemplazado por la extraordinaria Cancamusa, dio paso a la próxima canción de la noche, “A la velocidad de la luz”.

Posteriormente, “Rey”, pista incluida en el último trabajo de estudio de los penquistas, y una extraordinaria versión cargada de guitarras de “El Necio”, otro clásico de Silvio Rodríguez, dieron cierre a la primera parte del espectáculo.

El segundo bloque, que inició tras una breve pausa, fue posiblemente uno de los momentos más emotivos de la noche al recordarnos la importancia de transformar la historia en brillo y alegría, junto con no repetir los momentos oscuros que se han vivido en el pasado.

Desde el memorial de los detenidos desaparecidos durante la dictadura cívico-militar, ubicada en la escotilla número 8 del Estadio Nacional, con poncho y guitarras acústicas, Los Bunkers deleitaron con “La exiliada del sur” de Inti Illimani.

Luego sonó una de las canciones más adecuadas para la ocasión, en palabras de sus autores, “El Detenido”, acompañada con una ola de linternas de celulares moviéndose al ritmo de la música.

«Calles de Talcahuano» y “Entre mis brazos” fueron las encargadas de dar término a ese tan necesario y emotivo momento de la noche.

Mientras Los Bunkers regresaban al escenario central del recinto ñuñoíno, uno de los invitados de lujo que tuvo la jornada apareció ante la multitud: Guaripolo, “el personaje favorito de los niños de 31 minutos”, quien deleitó con una versión personalizada del clásico “Ay-Oh” de Queen, y la narración de una historia basada en los nombres de las canciones de la banda nacional.

Esto también sirvió de introducción a la llegada del resto del elenco del popular programa televisivo para colaborar en la interpretación de “Una nube cuelga sobre mí”. Juan Carlos Bodoque, Patana Triviño, Tulio Triviño, Juanín, Mario Hugo, Policarpo Avendaño y el ya mencionado Guaripolo acompañaron en la tarima a la banda penquista.

La jornada siguió con “Las cosas que dejé y cambié por ti”, “Noviembre”, “Ángel para un final” -otro clásico de Silvio Rodríguez-, “Fantasías animadas de ayer y hoy”, “Deudas” y “Pobre corazón”.

A continuación, Pedro Piedra volvió al escenario como invitado especial para acompañar en los teclados durante una versión extendida de “El Mismo Lugar”, que también contó con la compañía de instrumentos clásicos de bronce (viento) y cuerda.

Tras esto, una ola de clásicos deleitó a los presentes, quienes dejaron los pies y la garganta coreando “Miéntele”, “Nada nuevo bajo el sol”, “Bailando solo” y “Miño”.

En la previa al cierre de una jornada histórica e inolvidable, llegó otro emotivo y nostálgico momento con la aparición de Víctor Jara en las pantallas gigantes, cuya voz e imagen apoyó la interpretación de “El derecho de vivir en paz”.

Los Bunkers cerraron su presentación de tres horas, en las que tocaron nada más ni nada menos que 33 canciones, con las inolvidables “Canción para mañana”, “No me hables de sufrir” y “Llueve sobre la ciudad”.

La conexión con el público fue innegable, de allí los miles de aplausos de despedida que sonaron como millones, al igual que la importancia que la banda tiene en la historia de la música chilena, traspasando generaciones que no olvidarán la tremenda noche que se vivió en el Estadio Nacional. Y si bien la música habló por sí sola, cabe destacar el alto nivel detrás de la producción del espectáculo, evidenciado en la puesta en escena cargada de elementos visuales y juegos de luces a dock a cada momento.

Tras la primera noche de las dos presentaciones de Los Bunkers en el cierre de su gira “Ven Aquí”, sólo nos queda esperar que la banda nacional nos siga deleitando por muchos años más.


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Cata Ruiz

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